La llaman la docta, rossa e magra. Docta, porque fue la cuna de la primera universidad del mundo occidental, fundada en 1088. Rossa (roja), porque su tradición política de izquierdas y porque sus edificios suelen ser de ese color. Y magra, porque se come muy bien, de allí viene la mortadela y la salsa boloñesa.
Boloña es un nudo ferroviario muy bien comunicado que no debéis perderos si viajáis a
Italia, aquí está el
calendario en la estación central. El centro histórico es grande y perderse por sus calles es una delicia, por lo auténtico, no porque estén cuidadas especialmente. Las calles tienen soportales o carecen de aceras.
El corazón de la Emilia Romagna tiene a tiro de piedra ciudades como Módena (os sonará por el vinagre), Ferrara ( por los Ferraris), Parma (por el queso parmesano),o incluso Venecia (ésta os suena fijo).
Esta ciudad de la Pianura Padana se llena de estudiantes de todos los lugares que la hacen histórica y jóven. Es raro ver por el centro ancianos o niños.
Bolonia, (hay mil formas de escribirlo) vio nacer a Lavinia Fontana, pintora nacida en el s. XVI con una vida muy interesante o Raffaella Carrà, a ésta no le hace falta presentación.