Edam es un pueblecito de cuento, con jardines cuidados repletos de flores que llegan hasta el mismo borde del agua. Los holandeses tienen el agua dominadísima, lo controlan casi al centímetro. A veces se les escapa un poco y hay inuncadiones, pero la madre naturaleza es así de caprichosa.
Edam no es solo un queso, es un lugar muy verde, entre el agua de los canales, y lo que llueve no es de extrañar. Las calles son estrechas y las casas no tienen cortinas, se ve perfectamente el interior y a los niños jugando o la gente tirada en el sofá viendo la tele, creo que eso en España sería impensable. Las casas están ordenadas y limpias, como pisos piloto, eso le da una sensación de irreal al lugar, no puede ser todo tan perfecto.
Zaanse Schans es una pequeña comunidad situada al norte de Ámsterdam, donde llegó a haber más de 700 molinos de viento en el siglo XVIII. Ahora fabrican zuecos, queso y quedan algunos molinos, es equiparable a comer paella e ir a un tablao flamenco.
El tiempo puede cambiar en unos instantes, el chubasquero es imprescindible.
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