En los cuadros de Inma Gimeno las formas se amoldan como si bailasen y los colores se combinan creando atmósferas que nos transportan a otros mundos.
La golosina se hace pintura y dan ganas de comerse esas formas caprichosas, de marcos anchos, en los que la pintura se niega a enmarcarse y lo abarca todo.
Desde el pasado 9 de noviembre podéis disfrutar de sus obras en el hall de la Casa de la Cultura de Ribarroja, C/ Mayor 135 ( Ribarroja del Túria)
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